jueves, 22 de marzo de 2012

Poder y Sexualidad de las Mujeres

Este es uno de los artículos que he escrito para el número XXI de la Revista anual que publicamos en la Asociación de Mujeres para la Salud.


Aguatinta * Beatriz Palomero
Una creencia muy extendida, en cualquier país y cultura, especialmente entre los varones, es que las mujeres poseen y ejercen un gran poderío sexual. Que su poder de seducción es tal, que les permite controlar y manejar a los hombres a su antojo.

Sin embargo, la realidad demuestra una y otra vez todo lo contrario. Todavía es una minoría las mujeres que viven una sexualidad propia y placentera, sintiéndose dueñas  de su propio cuerpo.

Mi trabajo como psicóloga clínica y directora del Espacio de Salud Entre Nosotras, durante más de 20 años, me ha permitido conocer una gran variedad de experiencias y reflexiones de miles de mujeres que desmienten muchos de los mitos que circulan sobre la sexualidad femenina.

Cuando en los grupos de mujeres hablamos de sexualidad y compartimos cuales son los primeros pensamientos que se nos vienen a la cabeza en torno a este tema, tenemos respuestas muy diferentes, dependiendo de las circunstancias de vida de cada una. Algunas, las menos, la relacionan con sensaciones agradables y placenteras. Otras, la mayoría, con sentimientos de frustración e insatisfacción o, incluso, vinculada a perversas violencias que experimentaron en algún momento de sus vidas.

En estos grupos de reflexión, compartimos y descubrimos cuan “empoderadas” o “desempoderadas”, respecto a su sexualidad, se consideran a sí mismas mujeres de distintas generaciones, desde las más mayores, pasando por las de edades maduras o las más jovencitas. Desde las que viven la sexualidad en matrimonio o pareja, hasta las que la viven sin tener una pareja , las que son religiosas, las que se ven obligadas a vender sus cuerpos, las que tienen opciones heterosexuales, homosexuales o bisexuales, etc.

En un clima de total sinceridad y confianza, analizamos y reflexionamos sobre  los diferentes tipos de socialización sexual que hemos recibido mujeres muy diferentes y diversas, desde las que hemos sido educadas en modelos muy tradicionales, hasta las que adoptamos los modelos más modernos y “progres”. En grupo nos damos la posibilidad de descubrir las consecuencias que han tenido ciertas ideas en nuestras vidas y en nuestras formas de pensar y vivir la sexualidad.

También analizamos y reflexionamos sobre situaciones derivadas de vivencias sexuales y eróticas que tienen una gran repercusión en nuestras vidas como mujeres, tales como: nuestros embarazos, los deseados y los impuestos; nuestros partos, unos gozosos y otros dolorosos, medicalizados o de riesgo para nuestra salud; nuestras enfermedades de trasmisión sexual; nuestros abortos, los naturales o los inducidos, los legales o los criminalizados; nuestras lactancias, tanto las agradables como las frustrantes y dolorosas; nuestras menstruaciones, las vividas con naturalidad o  las  acompañadas de mitos y sufrimiento.

Se comparten sentimientos y reflexiones sobre las consecuencias para cada una de la existencia o carencia de abrazos, caricias, fantasías y sueños eróticos, así como los sentimientos más profundos que generan las relaciones sexuales no consentidas, las violencias, los abusos sexuales e incestos sufridos en la infancia; la prostitución, la pornografía y la trata; los acosos, las culpas, los dolores, las represiones, las insatisfacciones, los fingimientos de orgasmos y las negaciones del placer. Y, a pesar de tanta diversidad, de tantas experiencias diferentes, vamos intuyendo y reconociendo que compartimos profundas similitudes, que tenemos un núcleo común en todas nosotras: “QUE SOMOS SERES PARA LOS OTROS”.

A continuación se exponen los Modelos de Socialización Sexual y los Mandatos Sexuales que recibimos las mujeres de distintas generaciones y que después, cada una de nosotras puede acatar de forma exclusiva o, adoptar una mezcla de modelos y mandatos:

1.     EL MODELO TRADICIONAL PATRIARCAL DE LAS MUJERES MAYORES
Para la mayoría de las mujeres mayores de 60, como nuestras madres y abuelas, hablar de sexualidad y de sus cuerpos ha implicado y, en muchos casos, sigue implicando, perturbación y vergüenza ante un tema que, históricamente, les fue prohibido y ocultado, del que aprendieron en la práctica, es decir, en matrimonios tempranos y en maternidades continuas, muchas veces no deseadas, en abortos que, demasiadas veces, se practicaban en condiciones deplorables y acompañados de graves peligros físicos y legales.

Para muchas de ellas, la sexualidad era un deber que cumplir sin mayores cuestionamientos, según el mandato social y religioso para el que fueron educadas y condicionadas. Su vivencia juvenil respecto a la sexualidad, está marcada por la ausencia de información, la ignorancia y  numerosos  mitos, pero sobre todo, por el temor de un embarazo, lo que condicionó sus vidas y las de sus hijas, ya que al ser ellas ignorantes en el tema, tampoco supieron  darles  a éstas las pautas para comprender este trascendental aspecto de la vida y hacerse cargo de él desde su autonomía.

Los Mandatos Sexuales para las Mujeres Mayores:
  • la sexualidad = la reproducción 
  • sólo en el matrimonio y monogámica
  • sólo heterosexual y falocrática 
  • dominio del hombre y sumisión de la mujer
  • prohibición de la homosexualidad y del lesbianismo
  • el aborto como pecado mortal
  • Lenguaje timorato y puritano sobre los genitales (“la concha”, “la perla”, “la pilila”, “el  pito”... 
  • doble moral sexual: permisiva para los hombres , represiva para las mujeres.

2.   EL MODELO MÁS LIBERAL DE LAS DE MEDIANA EDAD
Las mujeres medianas, de alrededor de los 40 y 55, han crecido y madurado escuchando asombradas y esperanzadas, todas las posibilidades que les brindaba la revolución cultural y sexual de los años 60. La etapa de los famosos eslóganes del “amor libre”, y del “hacer el amor y no la guerra”, de la ruptura de prejuicios y mitos, de búsquedas y de ansias de liberación, de rupturas con roles tradicionales que, por su género, les había sido impuesto desde el comienzo histórico de la sociedad patriarcal. Los avances de la ciencia médica permitieron decidir cuándo y cómo tener relaciones sexuales coitales con un hombre sin tener que enfrentarse a consecuencias de embarazos no deseados. Todo lo cual, representó un gran avance respecto a las anteriores generaciones de mujeres, a pesar de que simultáneamente, el poder médico también se introdujo y se ha instalado en las vidas de las mujeres.

Una vez rota la equivalencia sexualidad=reproducción, con la anticoncepción moderna, las mujeres de estas generaciones escucharon hablar de la posibilidad del propio placer, más allá del placer de sus parejas. Supieron que sus cuerpos eran una fuente potencial de gozo, que tenían derecho a disfrutarlo y que no tenían que conformarse con un matrimonio desgraciado para toda su vida. Un número significativo de ellas, han intentado rehacer sus vidas y han tenido varias parejas afectivas-sexuales, aunque con los mismos esquemas del “amor romántico” y repitiendo los mismos modelos de dominio masculino y sumisión femenina. Y, aunque la sexualidad que practican y consideran la más sana y “normal”, sigue siendo la heterosexual y falocrática, no consideran la homosexualidad y el lesbianismo una aberración de la naturaleza.

Los mandatos Sexuales para las de mediana edad:

* control de la reproducción (métodos anticonceptivos)
* posibilidad de tener varias parejas
* posibilidad de divorciarse
* el amor romántico
* heterosexual y falocrático
* relaciones de dominio del hombre y sumisión de la mujer
* “condescendencia” con la homosexualidad


3.   EL MODELO POSMODERNO O “PROGRE, DE LAS JÓVENES
Pero, ¿qué está sucediendo actualmente con las hijas de estas mujeres, con las jóvenes que tienen menos de 35 años? ¿Están viviendo realmente la sexualidad libre, autónoma y gozosa que sus antecesoras anhelaban? ¿Están experimentando la tan soñada paridad de derechos sexuales con los varones? Están ejerciendo el pleno control de su sexualidad y reproducción? ¿Son conscientes de la enorme trascendencia política de ser ciudadanas de sus propios cuerpos?

Si sólo miramos y consideramos parcialmente lo que sucede en los países ricos y desarrollados de nuestro entorno, podríamos pensar que sí, que hay avances muy importantes. Que ahora son muchas las mujeres adolescentes y jóvenes para las que la sexualidad ya no es un tema prohibido, donde el uso de los anticonceptivos responde a una decisión más informada y responsable y que restan la importancia del matrimonio como requisito para una vida sexual activa. Que exigen a sus parejas el sexo sin riesgos y establecen los términos en los que se relacionarán sexualmente y que hablan del placer sin tapujos ni titubeos.

Sin embargo, claramente no son la mayoría ni siquiera en los países más ricos y avanzados socialmente. Y, qué decir de lo que sucede en la mayor parte de las regiones del mundo, donde millones de niñas, adolescentes y mujeres jóvenes siguen siendo tratadas con múltiples violencias, subordinaciones y otras iniquidades que aún marcan a fuego su sexualidad y su existencia.

Centrándonos solamente en el análisis de las minorías de nuestro entorno, de países ricos y desarrollados, observamos cómo el patriarcado se las ingenia para incorporar a este tipo de chicas jóvenes a un modelo de sexualidad masculina, en el que la libertad sexual consiste en separar la sexualidad de la afectividad o en acceder a la mercantilización de la sexualidad a través de la prostitución o la pornografía. Para ser moderna y progresista, hay que dejarse de “cursiladas”, ser como los hombres de “liberales”, acostarse con múltiples parejas sexuales.

Llevado al extremo de este “modelo progre”, cualquier conducta sexual es válida, aunque sea violenta, si hay “consentimiento. El placer y el deseo hay que conseguirlo a cualquier precio, por lo que en ciertos sectores que se consideran muy “abiertos y liberales”, el incesto, la pedofilia, el sado-maso, la pornografía o la prostitución son aceptadas y defendidos como muestra de trasgresión de las normas del patriarcado y de superación de un mundo burgués y anticuado.

En estos sectores, también se defiende un modelo de lesbianismo a imagen del homosexual masculino, donde no sólo no se cuestiona el modelo de dominación-subordinación, sino que se traslada a las relaciones lésbicas o se propone el intercambio de los roles de poder como muestra de igualdad.

Tanto en las relaciones heterosexuales, como en las homosexuales y lesbianas, se promueve el juego sexual con aparatos, especialmente con toda una variedad de “super-penes”.

Así concebida la liberación sexual de las mujeres jóvenes por este modelo, se induce a éstas a criticar y a apartarse del movimiento feminista, considerado cursi y timorato y que, según las y los “progres”, limita los deseos y el placer, “politiza“ el sexo, descalifica los comportamientos sexuales violentos y cuestiona la validez ética de un “supuesto consentimiento” entre sus participantes.


Los Mandatos Sexuales Posmodernos para las Mujeres Jóvenes:

* sexualidad separada del sentimiento amoroso (cosificación del otro/a)
* sobrevaloración del pene y de la sexualidad masculina
* múltiples parejas sexuales
* se valora la trasgresión (pornografía, prostitución, sado-masoquismo, incluso violencia, incesto y  pedofilia “consentidos”…)
el placer y el deseo lo justifica todo
* todo vale, si hay “consentimiento”
* el modelo de dominio y sumisión, incorporándolo también en el lesbianismo  y, a veces, con intercambio de  roles de poder
* lenguaje masculinizado, violento y soez (como expresión de libertad)
* hay que  “despolitizar”  el sexo y no cuestionar cómo lograr placer


4.   NUESTRO MODELO FEMINISTA DE BUEN TRATO E IGUALDAD SEXUAL
Como podemos observar, en ninguno de los tres modelos anteriores se cuestiona la sexualidad coital y falocrática patriarcal, incluso en el modelo posmoderno “progre, se potencia aún más estas características, proponiendo el falo como la más alta cota de la madurez y del placer sexual.

Tampoco se cuestiona la violencia en las relaciones sexuales, y es, nuevamente, en el tercer modelo, supuestamente el más liberador, donde se defiende vehementemente un tipo de violencia “consentida, así como las relaciones de dominio y sumisión, eso sí, en algunos casos, intercambiables. A veces ejerce uno o una el dominio, pero en otros momentos el poder lo ejerce la otra persona que fue sumisa. A estos intercambios de dominación lo consideran trasgresión del patriarcado y “equilibrio de poderes”. Todo un ejemplo de “buenos tratos”.

¿Es esta la soñada paridad de derechos con los varones, planteada por el feminismo desde hace décadas y reforzada con el surgimiento del revolucionario paradigma de los derechos sexuales y reproductivos de los años 90?

Por supuesto que creemos que el placer es algo bueno y que todas las mujeres tenemos derecho a él, pero también sabemos por la experiencia, que el placer y el deseo deben tener sus límites. No puede considerarse positivo cualquier tipo de trasgresión, no podemos aceptar como liberadoras conductas sexuales que infringe tanto dolor y sufrimientos a las personas, como los abusos sexuales infantiles, el incesto, la venta de los cuerpos y la violencia en la prostitución, la pornografía, el sado-masoquismo, etc, etc…

Por estas razones, en la terapia que llevamos a cabo en el Espacio de Salud “Entre Nosotras”, se cuestiona la sexualidad patriarcal mediante el análisis y la reflexión personal y colectiva de las consecuencias de la socialización misógina patriarcal que todas y todos hemos recibido.

Las mujeres de nuestros talleres, aprenden y practican pensamientos, sentimientos y conductas de buen trato, empezando por el propio cuerpo, así como en cualquier relación personal y sexual.

Proponemos un modelo de educación afectivo-sexual feminista, basado en relaciones afectivas y sexuales igualitarias y respetuosas entre las personas, cualquiera que sea su sexo y orientación sexual.

UN MODELO QUE POTENCIE:
* El conocimiento, la valoración y la sensualización del propio cuerpo y el autocuidado.
* El conocimiento de que “sexualidad no es sólo coito”.
* La aceptación real  y en igualdad de condiciones de diferentes opciones sexuales.
* La información y el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.
* La trasmisión de valores, actitudes y comportamientos sexuales que rechacen las relaciones de poder, de dominio- sumisión  y de cualquier tipo de violencia
* El aprendizaje y la práctica de relaciones corporales, sexuales y mentales de “buen trato”, con una misma y con las otras personas.
* La reflexión y la práctica de un lenguaje no sexista.
* La sexualidad es lo más personal e íntimo de las personas.
* Si lo personal es político, la sexualidad es también una cuestión política.
* Lo verdaderamente “empoderador”, trasgresor y revolucionario contra el Patriarcado, es  vivir nuestra sexualidad en: RELACIONES DE IGUALDAD, DE BUEN TRATO Y NO  FALOCRÁTICAS


Bibliografía:
  • Después del incesto, Equipo del Espacio de Salud para mujeres Entre Nosotras, Cuadernos Inacabados, Editorial Horas y Horas,1994 
  • Efectos y consecuencias del abuso sexual infantil, Asociación Mujeres para la Salud, La Boletina, nº XX, 2001 
  • La Violencia Sexual de Género, Asociación Mujeres para la Salud, La Boletina, nº XXIV, 2006 
  • La Salud Mental de las Mujeres, Asociación Mujeres para la Salud, La Boletina, nº doble XXVII y XXVIII, 2008
Puedes descargar los nº de La Boletina en www.mujeresparalasalud.org

miércoles, 7 de marzo de 2012

Declaración Europa Laica Para el 8 de Marzo

 
He recibido este comunicado de Europa Laica que me parece muy interesante difundir para compartir estas ideas que mejoran la vida y la libertad de las mujeres:



DECLARACIÓN EUROPA LAICA: 8 de marzo 2012

¿Qué podemos celebrar este año, cuando derechos básicos de las mujeres están sufriendo un ataque brutal, en los ámbitos laboral y económico y desde la moral?

Europa Laica exige no dar ni un paso atrás en los derechos conquistados y luchar, con fuerza, por los que faltan por conquistar.



La igualdad de derechos entre mujeres y hombres, aun a pesar de los avances formales experimentados en las últimas décadas, está aún lejos de ser una realidad cultural, social e institucional, como consecuencia de un ambiente patriarcal que se vive en el seno de la familias, en  los centros escolares, en los medios de comunicación, en los centros de trabajo, en la política y en la sociedad en general. Así que mientras esa cultura no se extinga, por muchos avances formales que haya, la desigualdad va a seguir persistiendo, fomentado por intereses e identidades de tipo religioso.

No hay que desdeñar que las diferencias de género, en donde las mujeres ocupan un papel secundario o de sumisión al varón, se gestan, básica e históricamente, desde lo libros sagrados de casi todas las religiones y a través de las múltiples normas eclesiásticas que han ido apareciendo a lo largo de la historia, desde los muy diversos grupos religiosos.  Diferencias  que  tratan de extenderlas, a veces de forma muy beligerante, al conjunto de la ciudadanía, (fieles o no de una determinada creencia) a través de leyes civiles, sobre todo cuando las religiones forman parte del Estado o éste se deja intervenir, deliberadamente, por aquellas. Como ocurre, todavía, en España, con un cierto tufo de nacionalcatolicismo ancestral.

El 8 de marzo de 2012 no va a ser un Día de las Mujeres que, como en anteriores ocasiones, recordamos las muchas luchas que se han desarrollado en el pasado para llegar a la situación actual, en donde una parte de la humanidad puede disfrutar de ciertos derechos y de libertad formal y, como consecuencia de ello, muchas mujeres están en vías de su emancipación.

Este año es diferente, muy diferente. La realidad ha cambiado de manera sustancial. Estamos, inmersos en una crisis que la mayoría de la ciudadanía soporta, como consecuencia de una mala gestión y de la codicia de un grupo de políticos, empresarios y gestores de la economía sin escrúpulos.

Las medidas políticas, económicas y de pérdida de derechos que se están tomando en todos los niveles del Estado, están afectando -esencialmente- a las mujeres, incluso recortando derechos ya consolidados formalmente.

La reciente reforma laboral,  junto a otras medidas tomadas, como la reforma de las pensiones de  uno de agosto de 2011, además de constituir una enorme agresión al conjunto de las trabajadoras y trabajadores, nos situarán en un escenario de relaciones laborales y de prestaciones sociales, de la época de Charles Dickens, del que celebramos su centenario ahora. Pues de estás medidas, aun saldrán mucho peor paradas las mujeres.

La precarización, la pobreza, los contratos basura, ahora denominados mini-jobs (mini trabajos o trabajos precarios), tienen rostro de mujer y, en este escenario, es muy probable que una profundización de las políticas que igualen a hombres con mujeres en la vida laboral, se alejará por mucho tiempo.

La conciliación de la vida profesional y personal no puede implementarse si no hay recursos y si no se negocia con trabajadores y trabajadoras, en la plenitud de sus derechos y ese no es ahora el clima laboral existente.

¿Qué podemos celebrar este año en el que se ha cuestionado formalmente el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad? En el que las jóvenes ven entorpecido su acceso a fármacos que hasta hace semanas eran de libre compra. En el que se pretende limitar el derecho a una salud sexual y reproductiva, en libertad: Las mujeres no necesitan la tutela de nadie, son ciudadanas libres con plena capacidad de obrar y decidir.

¿Qué podemos celebrar cuando los ajustes presupuestarios que se están produciendo, están eliminando servicios básicos, que las mujeres maltratadas necesitan, para salir de esa espiral de terror que es la violencia de género?

¿Qué tienen  que celebrar las mujeres españolas este 8 de marzo de 2012, en el que hay un expreso intento de anular su libertad de conciencia y sus derechos?

Europa Laica defiende y lucha por el universal y noble principio de la libre autonomía de la conciencia de las personas, hombres y mujeres en igualdad,  para que este derecho de ciudadanía sea efectivo, real y permanente en la sociedad española.

En este recorte de derechos, que afecta -básicamente- a las mujeres, no sólo tiene un componente mercantil y económico, tiene un enorme contenido ideológico.

Por ello Europa Laica no puede aceptar este retroceso que nos afecta a todos y a todas, que pone de manifiesto, una vez más, la preponderancia de un ideario mercantil y religioso concreto, sobre los derechos cívicos reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Constitución de 1978, diversas leyes de igualdad y en sentencias del Tribunal Constitucional.   

La moral católica no puede prevalecer sobre las leyes que hemos aprobado, los derechos de las mujeres no pueden ser menoscabados y anulados en virtud de una creencia religiosa.

Europa Laica rechaza  las reformas que no conducen a una profundización de la libertad y de la autonomía de las personas y DENUNCIA, en este Día Internacional de las Mujeres, la imposición para todas de un código moral que solo debe de obligar a quien libremente lo acepte y lo manifieste en su ámbito privado.

Europa Laica propone y exige no dar ni un paso atrás en los derechos conquistados y luchar, con fuerza, por los que faltan por conquistar.


Madrid, 5 marzo 2012